La maternidad, a parte de ser un gran reto y ofrecernos un amor inmenso, viene con una desagradable compañera: la culpa.
Uno de los peores estados del ser, y de más baja vibración, de acuerdo al Nuevo Pensamiento.
Culpa por no hacer suficiente, por no estar tan alerta como podrías estarlo, por no hacer las cosas mejor, por no estar tan pendiente de tu pareja ni pasar mucho tiempo juntos, culpa por no mantener la figura, por no estar regia, por no trabajar mucho, por trabajar mucho, por no ganar suficiente, y un largo etcétera.
El fin de semana cumplí 24 semanas de embarazo, edad gestacional límite para una ecografía especializada que solo se puede hacer entre las 20 y las 24 semanas de gestación. El domingo en la madrugada, tuve una pesadilla, no podían hacerme la ecografía porque se me había pasado el tiempo. En mi sueño, yo lloraba desconsolada por la diferencias que hacía entre este embarazo y el anterior, por la irresponsabilidad de no haber sacado la cita a tiempo y no haber llevado bien la cuenta.
Me desperté angustiada, justo ese día cumplía las 24 semanas, y aunque mi hijo mayor estaba con mi mamá, y yo hubiese podido dormir patas arriba, no lo hice porque me sentía culpable.
No me hice la ecografía antes porque esperé la orden de mi doctor para confirmar en qué semanas me tocaba, a los pocos días viajé, y estuve pensando en hacérmela a mi regreso, pero me olvidé por completo.
Felizmente el lunes llamé al centro de ecografías, preguntando si a las 24 semanas +1 día todavía estaba a tiempo, y la respuesta fue positiva.
Siento culpa y me cuesta manejarla, converso con mis amigas y a la gran mayoría, le pasa lo mismo.
Es evidente que no me puedo dedicar a este embarazo, igual que la primera vez, porque ya tengo un hijo al cual cuidar y criar, los horarios de algunas actividades prenatales no coinciden con mis horarios actuales ni con los de mi hijo, y aunque tengo menos trabajo remunerado, tengo mucho más trabajo que antes y menos tiempo disponible.
Ayer, estuve leyendo el libro: “El Poder del Ahora” de Eckhart Tolle. Me pareció interesante su postura hacia los problemas, en que menciona cómo cuando vives en el ahora te das cuenta que en el presente, los problemas no existen (están en el futuro o en el pasado).
Hoy me desperté más calmada y pude afrontar las novedades del día, con una mejor actitud.
Comparo la culpa con el estrés, sentir un poco te invita a la acción… pero si te invade, te paraliza.
Rebeca
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