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Parto natural después de una cesárea ¡Sí se puede!

Es conocido que el número de cesáreas ha ido en aumento en los últimos años, incluso en Netflix hay una serie de documentales que abordan ese tema y también de la violencia obstétrica por la que pasan muchas mujeres.


Cabe resaltar que si bien el parto vaginal es el modo natural que tenemos los humanos de nacer, la mortalidad materno infantil ha disminuido por varios factores, entre ellos la cesárea bien indicada, que ayuda a salvar muchas vidas.


Es importante que confíes en tu médico, y en su criterio en caso opte por realizarte una cesárea. Así como que confíes en tu capacidad para parir naturalmente.


Mi primer parto fue por cesárea de emergencia y estuve muy triste por eso, no solo adolorida, sino triste porque estaba bastante ilusionada con el nacimiento de mi bebé y quería realmente que fuera natural. Felizmente la lactancia me hacía sentir más mamífera, y conversar con unas amigas que se sentían igual que yo, me hacía sentir mejor. Además, siempre le agradezco a la cesárea porque gracias a ella, tengo a mi hijito de 3 años y medio conmigo.


Durante este segundo embarazo, ya no estaba tan exigente conmigo misma acerca del parto natural. Incluso un día mientras me bañaba, me entró terror acerca del proceso del parto y pensé: “me fregué, ahora que tengo miedo seguro tengo parto natural”. Yo estaba, mentalmente, mucho más preparada para la opción de cirugía que la primera vez, incluso había encargado de EE. UU. un parche especial para la cicatriz, pero este nuevo miedo (que creo fue una sintonización con la mente divina) me hizo recordar que el parto natural era, todavía, una opción para mí.


Aún cuando, en mi primer embarazo tenía 30 años, y en este estaba más cerca de los 35, tuve una gestación mucho más llevadera (sin contar las náuseas y los correteos a mi hijo mayor) que la primera vez.


Pasaban las semanas y en cada control todo indicaba que mi embarazo iba por buen camino y que la ilusión del parto natural era cada vez más posible.


Esta vez no pude hacer psicoprofilaxis, los horarios me resultaban complicados y no tenía con quien dejar a mi hijo, además como él se me adelantó un mes, pensé que contaba con menos tiempo.


Hasta que llegó el día que cumplía 40 semanas y mi hijita, puntualita decidió manifestarse y empezaron las contracciones.


¿Qué hice para intentar el parto natural?

  • Conversar con mi doctor sobre las posibilidades, él ya me había dicho que podía ser una cesárea y el siguiente natural, así que decidí que también siguiera mi segundo embarazo.

  • Tratar de estar más relajada y confiada. No leí ningún libro sobre el embarazo que me pueda sugestionar, asustar, como pasó la primera vez con un libro que se supone era bonito, pero tenía una historia de terror.

  • ¡Comer 6 dátiles diarios! Lo ideal es comerlos desde la semana 36, pero me olvidé y comí 2 semanas (37 y 38), en internet había un estudio en el que decía que las mujeres llegaban con más centímetros de dilatación y que el trabajo de parto se reducía en 7 horas. Le consulté a mi doc si podía y me dijo que no estaba comprobado, pero que intente.

  • Como no tenía contracciones y si me pasaba de la fecha probable de parto me iban a hacer cesárea, me sugirieron ponerme el sacaleches para estimular las contracciones, pero me faltaba terminar algunas cosas y el cuarto de mi bebé, así que casi no lo hice.

  • El día anterior a dar a luz, fui a tomar chocolate caliente con churros a Manolo. Había tomado cuando tenia 4 meses de gestación, y aunque no sentía los movimientos, esa vez sentía su presencia, así que pensé que iba a activar a mi hijta de todas maneras.

  • Solo caminé un poco más ese día, el resto del embarazo, el trajín diario de cuidar a un hijo de 3 años.

  • Meditar y escribir afirmaciones donde soltaba y solo mencionaba que mi hija escogía su cumpleaños y que mi parto era maravilloso. En algunas afirmaciones escribía que tenía los dos tipos de parto en mi experiencia, pero estaba más enfocada en lo que quería sentir, que en el tipo de parto en sí.

  • Le pedí a una amiga de Ciencia de la Mente que me hiciera un TEM, una oración especial para activar la Ley y que todo salga a mi favor. Mi mamá me leyó la mitad en pleno monitoreo, y el resto en silencio para no impresionar a la obstetriz.

  • Hice un plan de parto, pero no se lo enseñé ni entregué a nadie.

Mi Experiencia


El día de mi fecha probable de parto empezaron las contracciones a las 2:30 am. Esperé un rato y me bajé una aplicación para contarlas que al poco rato me indicó que debía correr a la clínica. Desperté a mi esposo, a mis papás, a mi doctor (quise esperar hasta las 7 am, luego a las 6am – en la psicoprofilaxis con mi primer hijo, me dijeron que era mejor que tu médico haya dormido bien para que tenga energía- pero solo aguanté hasta las 4.30 am). Me metí a bañar. Llegaron mi mamá y mi hermana (para que darse con mi hijito), y mi esposo, mi mamá y yo salimos a la clínica (con pelota de pilates incluida).


Llegué a las 5.50 am a la clínica con 3.5 cm de dilatación (como el estudio de los dátiles). Me había puesto una ropa bonita para tomarme fotos con mi panza, pero fue imposible, ya no aguantaba.


Cuando estaba en 4 de dilatación me pusieron un analgésico para atenuar el dolor y me dijeron que al rato me pondrían más para dar a luz. Se me bajó la presión. Algo pasó que vinieron más personas a monitorearme y me pusieron oxígeno, pero nunca supe exactamente que fue.


Llegó mi doctor, me hizo pujar pero no me acordaba de nada, pero me sirvió de ensayo. Me hizo un tacto, me hizo algo en las membranas y ¡Ya estaba en 8! Se me fue el efecto del analgésico y empecé a retorcerme como Linda Blair, la caras de mi esposo y mi mamá, en lugar de alentarme me perturbaban. Le dije a mi esposo que no me toque, luego que no me hable y después que ni me mire jajaja (ahora me da risa) . Pensé en pedir cesárea “No la hago, ay mamá creo que no la hago” fueron mis palabras, mientras mi mamá me recordaba que siempre había estado entusiasmada con el parto natural. Al poco tiempo regresó mi doctor con alguien que lo asistía y me dijo que me iba ayudar, me rompieron la bolsa (fue incómodo pero no me dolió), y de pronto ya estaba en 10 de dilatación, sintiendo que se me salía la bebe y daría a luz en la sala de dilatación.


Me dijeron que ya no me pondrían más anestesia por la reacción que había hecho. Casi me muero de pensar en el dolor que iba en aumento. Mi doctor me dijo que grite, patalee, diga lisuras, que “aproveche”. Había llevado unas pelotitas antiestrés para apretar y mi esposo me echaba colonia de lavanda sobre la cabeza, sentía que eso me aliviaba un montón, además era lo único que dejaba que me hicieran. Me echaba lavanda sin parar.


Fuimos a la sala de parto y solo pensaba, por favor tengo que dar a luz rápido porque más tiempo así no voy a resistir. Recordé los videos que había visto la última semana en youtube (canal infoparto) donde enseñaban técnicas para pujar y para controlar el dolor: poner la fuerza en la parte inferior del cuerpo y usar el momento libre de contracciones para descansar, no para quejarse.


Como ya no tenía anestesia, sentía la contracción en todo su esplendor y sabía el momento exacto en que debía pujar. Pujé una primera vez y me cansé, el doctor me dijo que siga pero me sentía débil, me decía que aproveche la contracción pero yo no podía. Esperé un momento, descansé, y cuando sentí venir la contracción pujé con todo, me asomé y vi la cabecita de mi bebé, luego sus brazos, parecía un helicóptero (o una skydancer), y salió completa lloró e inmediatamente la pusieron en mi pecho. ¡Solo pujé dos veces y en menos de 10 minutos había nacido mi bebé! Eran las 8:52 am. Solo 3 horas en la clínica.


Me sentía fuerte, poderosa y eufórica ¡Una Mamífera!


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